jueves, 30 de abril de 2009

Decir adios no es decir olvido


Decir adiós no es decir olvido

¿Qué pasa con mi pueblo? ¿Qué fue de sus gentes?, no es nada anormal, es la vida que es así y como tal hay que tomarla...
Llevamos una temporada triste ¿Cuántos conocidos, familiares y amigos queridos se nos están yendo? Por desgracia, bastantes y la verdad no nos sentimos a gusto, comprendemos que cada cual tenemos nuestro día para nacer y morir pero no nos conformamos tan fácilmente por mucho que lo intentemos , un pueblo debe ser como una piña, todos unidos, apreciados y queridos, cada uno con nuestros defectos y virtudes pero sintiéndonos felices en nuestra tierra con conocidos, en lo bueno y en lo malo hasta el resto de nuestros días. Hay más amigos y familiares enterrados que aquí en la vida, no nos queda otro remedio que aceptarlo...
Siempre he tenido la suerte de contar con unos vecinos estupendos, como lo fueron Maruja Barrero y su esposo José “El Lia” trabajadores donde los haya y honrados a carta cabal. Sus hijos jugaban con los míos por nuestros desaparecidos descampados y José fue mi albañil unos años. Por el año 60 vendría a mi casa aquel día inolvidable aquella bonita novia de blanco como un armiño y más pura que el azahar, para que mi madre, enferma e imposibilitada, la viera, como le prometió y así lo hizo. El vestido, precioso cosido por las primorosas manos de Dolores de “La Botica” y toda ella en si ¡muy graciosa! Aquellos momentos a mi madre la hizo feliz y nunca olvidó aquel detalle. Conocida por todos como Maruja “del Lia” o Maruja “del Cura por estar trabajando mucho tiempo en las casas del clero. Maruja tenia una gran ilusión con su primera hija Ana Victoria y la arreglaba con sumo gusto aunque la niña era preciosa, me parece verla con su vestido de terciopelo y cuello blanco de encaje y puños y a la vez sus largos cabellos rojizos cayéndole sobre su espalda cogido con una cola de caballo dándole una gracia muy especial. Tubo dos hijos más, José y Verónica, teniendo la misma ilusión como la primera. Toda su vida se la pasó, al igual que su esposo, luchando por ellos, un día enfermó y después de combatir con su dolencia y no poder seguir más con la lucha de la vida, a últimos del pasado mes de abril, cuando la primavera lo llenaba todo de flores, nos dejó para siempre ¡fuiste buena mujer Maruja y siempre te recordaremos!
Antoñita de Puntas, Antoñita la Cajera o Antoñita del Supermercado Vivancos ha sido en el Puerto muy querida y apreciada venían de Puntas de Calnegre, sus padres, su hermana Maruja y ella y se quedaron aquí para siempre donde fue una familia querida por todos. De Antoñita se podría hablar largo y tendido, era una mujer bellísima y completa de todo, buena persona, me apreciaba y yo a ella, la teníamos como familia por el mero hecho de estar tantos años de cajera en el Super Vivancos, la ultima vez que la vi fue en su preciosa casa en la Cumbre, la cual me enseñó con gran cariño, aquel día la vi muy feliz como ella se merecía, los tiempos cambian, y todo es amargo, murió a primeros de mayo, quedándole quizás muchos años aun de vida, Antoñita te mando esta memoria para ti donde quiera que te encuentres y aunque se que estarás en el cielo y quizás feliz y relajada ¡que así sea!
Nuestro buen amigo Paco “El Vinatero” esta primavera también nos dijo adiós, era una persona fenomenal, bromista con educación y sin ofender, educado, cariñoso y religioso al máximo, siempre tenia la broma con la sonrisa en los labios, se fue sin esperarlo, siendo sano y fuerte toda su vida, por suerte ha dejado para recordarlo una hermosa familia y un montón de amigos que lo han apreciado desde toda la vida, Paco fuiste muy grande y tu corazón mucho más. Esperemos tener buena voluntad para rezarles a todos nuestros queridos difuntos inolvidables, familiares, ancianos, jóvenes y niños de corta edad...
Descansen en paz

Las visitas de la Virgen


Las visitas de la Virgen

Concha Sánchez Lorente
Lo peor que puede ocurrirle a los pueblos es perder las costumbres, las tradiciones y en una palabra, las cosas populares… por suerte se están volviendo a recuperar poco a poco.
Finalizando el mes de mayo, un poco lluvioso por cierto, han terminado a su vez las visitas a las casas de la Santísima Virgen del Rosario, como se hacia en aquellos tiempos maravillosos ¡es una gozada volver o obtener estos eventos tan hermosos y a la vez cristianos, por lo menos, aunque sea poca, que nos quede algo de fe… como el dicho antiguo ¡la fe mueve montañas!
Aquella hora casi del crepúsculo me invitó mi amiga Conchi Vera a la salida de misa de difunto, a acompañar a la Virgen, estaba descansando en casa de Rosario de Isidro “El Gallo” subíamos por el costero de Repistón más o menos, algunas mujeres con el típico cansancio de la edad y los achaques que cada vez incordian más y más. Rosario, mujer dispuesta donde las haya nos recibió con los brazos abiertos, con su casa de par en par, donde la limpieza resaltaba por todos los rincones de su antiguo hogar. La Virgen estaba cubierta de flores preciosas y entre tanto nuestro joven sacerdote rezaba el rosario, nosotras lo seguíamos atentamente hasta que llegó el momento de sacarla en procesión hasta la casa de Lali Subiela, después, a otro día, llegaría a casa de Conchi Vera y por ultimo en casa de nuestro amigo Paquico Rampi. Fue bonito al pasar el cortejo procesional por el jardín de la ermita de San Antón, antiguo cementerio hace ya muchísimos años, para mi es un lugar sagrado, sabemos que ahi reposaron nuestros difuntos, siendo trasladados al cementerio actual, San Felipe, que le pusieron ese nombre porque el primer muerto que lo estrenó se llamaba Felipe. A esos santos lugares le tengo un gran respeto. Pensé llevar la Virgen con las demás a su punto de destino y cuando caminábamos entre lo verde de los árboles de primavera pensé en mi querido hijo Nica ¡Cuánto le gustaba los acontecimientos de la iglesia! Seguro que si nos ven nuestros amados difuntos, estaría contento con el sagrado traslado de la pequeña y bonita Virgen, el lo vivía todo lo relacionado con la iglesia.
Así que le llegó su turno a Conchi Vera, esta mujer primorosa y buena persona. Estos bellísimos altares, a cual mejor, sin atrasar ninguno, arreglados con sumo gusto, esos hermosísimos encajes de bolillo y calados de bainica, haciendo bonitas filigranas con un blancor inmaculado, alegrando la vista, en aquellos tiempos habían tantas mujeres primorosas, la misión suya era toda su juventud bordando tras los cristales, cubiertos de visillos de encaje, por supuesto que eran tiempos diferentes, ahora las mujeres trabajan todas fuera de sus hogares, son dinámicas, independientes, modernas y a la vez ayudan con su sueldo a seguir viviendo más holgadamente, pero no dejaremos de reconocer que cada época tiene un merecido valor y entonces ¡si que lo tenían! Todo el mes de mayo la Virgen como en lejanos tiempos ha sido trasportada de un lado para otro ¡estará contenta desde el Cielo por haber vuelto a recuperar lo perdido!
Todas estas cosas hacen a los pueblos y es penoso cuando se pierden ¡por favor! No nos sintamos ridículos si acompañamos alguna vez a uno de estos actos, ni mucho menos, hay que dejarse llevar por lo que el pensamiento te dicte en esos momentos y serás feliz.
Nuestro amigo Paco Rampi, despidió o cerró este acontecimiento, desde su bonita casa, con bastante gente por cierto, dimos la despedida a la no menos bonita Virgen del Rosario en su improvisado altar que le hicieron en la iglesia
Venir y vamos todos
Con flores a porfía
Con flores a Maria
Que madre nuestra es
Don Justo, no cesaba de entonar bonitas canciones, siguiéndole los demás por casas, calles y plazas, así, que hasta el próximo año.
Vamos a intentar recuperar todo lo perdido por que un pueblo sin costumbres ni tradiciones ¡no es un pueblo!

A Conchi Vera Piñero


Una gran mujer por dentro y por fuera

Hay muchas gentes en la vida que suelen pasar desapercibidas totalmente, conozco algunas de ellas a las cuales les tengo gran estima y aprecio y entre ellas se encuentra mi buena amiga Conchi Vera Piñero. Desde toda mi vida la he tratado aunque desde unos años acá mucho más, se puede decir que somos vecinas ya que vive en la carretera desde que se casó y su paso para cualquier parte ha sido por mis calles y siempre he coincidido en verla, alegrándome mucho de su bondadosa y grata presencia.
Ella es unos cuatro años mayor que yo, así que no moceamos juntas ni jugamos en la niñez por la diferencia de edad. Nuestra amistad, como digo, fue creciendo poco a poco, con el tiempo, si hijo Sebastián al que aprecio un montón, era muy amigo de mi hijo Nica en la niñez, eran nobles los dos y dicharacheros por eso unían muy bien. Conchi a sido siempre una gran mujer digna de alabanza, trabajadora al máximo, anegada, sufridora, sin pedir nada a cambio, conformista con todas las cosas que el destino le fue trayendo y sencilla como ninguna Religiosa y colaboradora con la iglesia hasta la saciedad ¿Qué más se puede pedir? Me encanta con el sosiego, juicio y tranquilidad que te habla de cualquier cosa y si al mismo tiempo te puede servir en algo así lo hace. Conchi nació en el seno de una familia buena y trabajadora, su padre Juan ramón “El Cristiano” que alguna vez lo he nombrado en mis escritos, amigo de mi padre y compañero de trincheras en la guerra civil, se simpatizaban muchísimo los dos y apreciaban, Anica, su madre, callada, de su casa y muy primorosa. Fueron tres hermanos, Pepita, Blas y ella, a los trece años de edad empezó a sufrir con la pérdida de su hermosa hermana Pepita, la cual moriría con poco más de veinte años. Esto la marcaría para siempre, era demasiado niña para esas cosas tan duras. Poco a poco se fue convirtiendo en una preciosa muchacha, alta y bien plantá, morena desclarecida, haciéndose novia del no menos hermoso Andrés picón, nieto de Calixto “el Zartomero” e hijo de Encarna, la cual fue cuidada con mucho cariño y esmero por su nuera hasta el final de sus días. Lo hizo mejor que una hija de sangre. Andrés, no sé cómo le vino su enamoramiento hacia ella, lo que sé es que le sacaría una canción, con música de paco el “Pichilla” el Vals del emperador, y ahí le transmitía sus sentimientos románticos. Ella quedó prendada y lo aceptó. Tuvieron dos hijos pero el destino otra vez volvió a jugar con ella, arrebatándoselo para siempre. Estuvieron casados poco más de veinte años, Ella jamás va a olvidarlo, fue el hombre de su vida…Ha cuidado a sus padres con afán y respeto hasta que murieron enfermos y por edad, ella ha sido una luchadora incansable y jamás se quejó, todo lo hizo con inmenso cariño y paciencia para todos los suyos. ¿Se merece un agasajo? Creo que se lo tiene bien ganado, pero también pienso que las cosas que se hacen que salen del corazón, con eso sólo basta, todo lo demás es vano. Quizás cuando mi amiga Conchi lea esto se quedará asombrada ¡Es tan modesta y natural! Querida amiga, tal como lo he sentido lo he puesto y aún me queda carta ¡Eres la mujer más auténtica que he conocido! Te saluda con muchísimo afecto tu amiga Conchita del Matachino.

Mereces un monumento
por tu fuerza y tu valor
y por tu abnegado amor
siempre y a cada momento
con alegría o sentimiento
pero con el corazón,
que es tu más preciado don.
Por tu lucha inacabada
a tu familia apreciada
¡eres grande Concepción!

En recuerdo de Resu y familia


En recuerdo de Resu, su esposo Pedro Rosales y demás familia

Por aquellos tiempos estivales donde todo era paz y tranquilidad, a nuestro querido Puerto de Mazarrón ya empezaban a venir muchas gentes, sobre todo de la región , esta nuestra murciana ¡tan hermosa!
Loli de Ernesto, podríamos decir que era una de mis amigas más queridas, por sus maneras bondadosas y tranquilas en todas las cosas, pero este no es el caso que me trae a este relato. Al transitar tanto su ordenada y limpia morada para jugar con ella fue entonces cuando conocí aquella magnifica familia que venían de Cartagena a su casa, sobre todo en verano y con los cuales les unía una gran amistad, limpia y sana. Era un matrimonio bien avenido, ella, Resu, era una estupenda mujer amable, educada y cariñosa, la cual siempre tenia la sonrisa a flor de piel, con el fin de agradar a todo el mundo, él su esposo Pedro Rosales era un hombre alto y atractivo, trabajaba en la Bazan de electricista, allá en Cartagena. Tuvieron tres hijos, los cuales he tenido el gusto de haberlos tratado desde toda mi vida. Pitusa la mayor, como le decimos los conocidos con mucho afecto Felipe el mediano y Miguel o “Chiqui” como le decíamos todos con mucho afecto el benjamín de la familia. Cuando escuchábamos las chiquillas que venían para el Puerto, nos poníamos muy contentas, porque se unían a nosotras y danzábamos de un lado a otro y nos divertíamos con las cosas más sencillas sin causar daño a nadie. Con Pitusa la cual tubo lavandería mucho tiempo aquí en el Puerto no jugué ni Sali con ella al ser un gremio mayor que yo siempre fue una niña muy hermosa y espigada y a la vez vivaracha un pequeño diablillo y muy inteligente, le gustaba mucho salir a jugar con Lola Andreu ya que era tan vivaz como ella. Los juegos de la chiquillería casi siempre eran en la playa donde lo pasábamos de maravilla en las barcazas saltando o en las barracas jugando al escondite o por las noches tranquilas de coches por el sencillo paseo aquel, entorpeciendo a los mayores al meternos en medio de los bailes gramoleros para que nos pisaran sin querer cuando valsaban sin cesar.
Fue pasando el tiempo, mi amiga Loli se enamoro muy joven de aquel apuesto marino como era Felipe, Putusa creció demasiado de prisa, empezando sus primeras pretensiones, casándose con Antonio con el que tubo su único hijo y nietos después, Loli tendría a su hermosa hija Maresu y dos lindas nietas y “Chiqui” se casaría con Maruja dejando atrás su espigada adolescencia feliz. Tuvieron tres maravillosos hijos estupendos muchachos, los conozco mucho y aprecio de cuando voy a su comercio “Cosas Chulas” a comprarle cualquier chucheria, me reciben con mucho agrado y educación. Esta familia de una manera u otra siempre han estado vinculados aquí en el Puerto, en la calle Toneleros y han sido muy conocidos y respetados y a la vista esta que viven aquí ya de por vida. Los mayores se marcharon para siempre, pero desde arriba siguen rezando por su estupenda estirpe que ellos crearon con tanto cariño. Os aprecia vuestra amiga Conchita.

El Cuartel muere de viejo


El Cuartel muere de viejo

Hoy a mediados del mayo florido y hermoso… Decidí a llegar hasta el final de la lonja. Nada más al terminar el trayecto me senté un poco a descansar sobre unas jarcias de nuestros pescadores. A la misma vez me recreaba con la belleza tantas veces contemplada por una y otra vez… pero jamás cansada, siempre descubres algo que antes no lo habías captado y eso y muchas cosas más te hacen feliz, o por lo menos lo intentas.
De regreso para mi casa, al pasar por la puerta del destartalado cuartel, sentí pena como de tantas cosas que están desapareciendo poco a poco, dicen desde hace ya bastante tiempo que van hacer uno nuevo pero ¿Dónde? ¿Cuándo? Quizás en el culo del mundo pero por lo menos que sea bonito y cómodo para poder vivir decentemente nuestro cuerpo de la Guardia Civil que tanta falta nos hace su ayuda algunas veces. Hoy no iba a ser menos, como tantas veces que no saliera a relucir mi endiablada niñez ¿Cómo recordar lo felices que éramos las chiquillas cuando al salir de la escuela nos marchábamos al cuartel de carabineros, como decían los viejos, a jugar hasta la hora de comer? Nuestra escuela de Doña Inés estaba al lado, así que todas las chiquillas que venían nos hacíamos amigas seguidamente y aquello, para nosotras, era muy divertido, entrábamos y salíamos como Juan por su viña, corríamos los pabellones, patio grande en medio para todas las viviendas y jugábamos en la terraza de fuera, teniendo cuidado de no formar algarabía, a esas horas del medio día siempre se olía a buenos potajes que las cuarteleras madres, como les decíamos, preparaban para sus familiares. La señora Concha y su esposo Evaristo, guardia raso el, en sus ratos libres, arreglaba zapatos para ayudarse un poco para terminar el mes económicamente, era delgado y poca cosa, calvo pero en su cara se dibujaba inteligencia… tenían tres hijas, Conchita, Angelita, que era nuestra amiga, y la otra no recuerdo el nombre. Ella era todo lo contrario del marido, fornida, morena de ojos grandes y pelo rizado y con una cara bondadosa, nos recibía muy bien cuando íbamos a su pabellón, era muy laboriosa, aunque por aquellos tiempos de la escasez, había que serlo…
Por esta casa cuartel, enfrente del mar, inaugurado en 1912, han pasado miles de guardias con sus familias de toda España en aquellos tiempos nos infundían mucho respeto, como el maestro, el doctor, el sacerdote y muchas cosas más ¡los tiempos cambian! Ahora no se respeta nada… sigamos nuestro camino que nos a tocado andar y procuremos hacer el daño menos posible a la sociedad que nos rodea, que el que lo haga ¡allá el con su conciencia! Volviendo a mis amigas del cuartel de hace lo menos casi 60 años ¿Qué será de ellas? Todo se ha pasado en un soplo ¿Cómo puede ser la vida tan corta? Al final no nos da tiempo para nada, solo para morir ¡es el final!

Cuantos recuerdos me vienen
A mi cabeza perdida
Cuantas épocas vividas
Que cada persona tienen
Y cuantas cosas se mueren
Para nosotros queridas
Algunas dejan herida
Que nunca se curaran
Aprendamos a luchar
Pero el alma nunca olvida

Aquellas postales y estampas maravillosas


Aquellas postales y estampas maravillosas

En aquellas épocas, entre 1900, hasta por lo menos, años 60, más o menos, estaban muy de moda las tarjetas postales.
Todos los marinos de aquí que tenían estupendas embarcaciones, cuando se hacían a la mar, haciendo muchas veces larguisimos viajes, hasta fuera de España, cuando atracaban a puerto, seguidamente les mandaban a sus familiares bonitas y románticas tarjetas y en ellas les contaban todo lo que les ocurría. Algunas veces, llegaban ellos mucho antes que las mismas. Por ejemplo: llegamos a Barcelona sin novedad, salimos para esa, el próximo jueves… ¿Cómo esta mamá y el nene? Y cosas por el estilo. Otros decían: de esas por el estilo. Otros decían: de esas postales, me faltan dos o tres, por que también las coleccionaban y desde luego, hay que reconocer que quien posea estas cosas hoy en día, tienen un magnifico tesoro… las escribían por detrás y a veces por delante y era una lastima por que las estropeaban tapándolas casi enteras. A mi siempre me ha gustado coleccionarlas y cada vez que regresaba nuestro tío Vicente de Madrid me traía un montón de ellas, de todas clases, algunas muy bonitas, cuando yo era niña mis amigas me felicitaban con ellas, como Loli Segura, Adelina Méndez, Vicenta García, mi maestra Nesa, Victoria Acosta y muchísimas más, Conchita Navarro, no se me ha olvidado… siempre ponían aquellas cosas de toda la vida:
En una jarra de oro
metí la mano y saque
el corazón de una amiga
que nunca lo olvidare…
o, aquella que decía:
entrando por los jardines
saliendo por los rosales
oí una voz que decía
Conchita Felicidades
Y como entrante se ponía:
A la niña Conchita Sánchez Lorente
le deseo mil felicidades, firmado (fulana de tal…)
Así que desde aquellos lejanos días me dio la afición por juntarlas, como las preciosas estampas del chocolate o los prospectos de cine que incluso los planchábamos, o también las estampas de santos, que algunas que poseo de principios del siglo pasado, son autenticas maravillas.
Casi siempre me ha hecho muy feliz hacer colecciones de cuarenta mil tonterías y de vez en cuando, aunque sea de muy tarde en tarde, sacas tus cajas de madera, tipo neceser y disfrutas como una chiquilla buscando algo y al mismo tiempo te deleitas volviendo a recordar aquello que hacia tiempo que no lo habías visto.
Cada época era de un estilo, por los años 20 eran ya más atrevidas y los 30 ya en los 40 hasta el 50 y pico también tuvieron su picaresca y gracia.
Así que todo lo vamos almacenando en cajones y en nuestras cabezas, mientras no nos de la puntilla y perdamos la noción de las cosas y del tiempo. ¡esperemos tener un poco de suerte para el mañana que casi ya llego!

A mi novia de mi alma
A mi novia de mi amor
Le regalo esta tarjeta
Con todo mi corazón

A mis padres de mi vida
Esos que tanto yo quiero
Les deseo felicidades
Con cariño y con esmero


viernes, 24 de abril de 2009

Mi niño aquel


Mi niño aquel

Corre el año 64, exactamente, víspera del día de la virgen, catorce de agosto. Las calles echan fuego, el calor es agobiante y el ambiente agotador.
En aquella sencilla casa vive una joven mujer de veinticuatro años, es hermosa, porque en la juventud ¡todo el mundo lo es! Su cuerpo no puede con aquel enorme peso de estado de buena esperanza. El bebe ya empuja ¡está casi a punto de nacer... el día va transcurriendo, más bien lento, ya que el dolor acecha constantemente...
Sobre las siete menos cuarto de la tarde, mientras los demás niños de la calle jugaban a la pelota, vino al mundo el pequeño ser, ayudado por la vecinas, todo se hacia en casa entonces y a lo que saliera...
El niño ha nacido precioso, tiene casi cinco kilos y unas espaldas que parecen las de un hombre, decían aquellas buenas mujeres que con tanto cariño ayudaron a la parturienta... la agotada madre mira a su hijo llena de ternura e inmenso cariño ¡hijo mío, serás el rey de mi casa! ¡te lo prometo! El recién nacido rompió a llorar con gran desconsuelo ¿acaso no le gustaba el mundo que acababa de conocer? ¡no llores mi niño! ¡siempre te protegeré! Seguidamente se durmió junto al pecho de su feliz madre. En aquel hogar ya había una niñita de dos años y medio, así que la mamá no le faltaba nada por aquellos años para tener la eterna felicidad. Poco a poco, pasaba el tiempo y aquel bebé fue creciendo lleno de un encanto especial, a parte de cariñoso y simpático... ya empezaba la escuela y cuando volvía, junto a su noble hermana decía ¡hola mami! Ya estoy en la casa ¡adiós mami! Me voy a jugar...
Llega el tan esperado día de su primera comunión, entonces no era lo de ahora... chocolate con unos bollos y pare usted de contar... pero los niños lo hacían con más fe ¡mucho más! Los invitados eran solo crios de la calle, sus amigos y nada más...
Nosotros, sus padres ¡éramos tan felices de verlo gozar!
A los nueve o diez años le preguntamos ¿qué vas a hacer de mayor? Siempre decía ingeniero agrónomo. Su maestro D. Vicente Serrano me decía ¡es muy inteligente pero esta muy enjugascado y a veces no tiene ganas de trabajar en la escuela, él, con su cara de bondad me decía ¡no te preocupes mami! ¡seré un hombre de provecho! Me besaba marchándose a la calle lleno de felicidad para jugar aquellos juegos llenos de encanto, junto siempre con su hermana y sus amigos...
Por Reyes, casi siempre le confeccionaba yo misma los juguetes, y a su hermana igual y casi todavía de madrugada se despertaban llenando la casa de alegre algarabía. Su padre, siempre paciente y callado, pero feliz ¡quería tanto a los niños! Sobre todo a Nica, ¡era su ilusión! La niñez iba tocando a su fin ¡que pena! Y empezó la difícil etapa de la adolescencia... los institutos, marchar a otros sitios para seguir haciendo, aquello de BUP, Primero de BUP, etc. etc. a otros niños les estropeaban esos años, a él, al contrario, cada día se transformaba en más hermosura, alto, derecho, un color de tez precioso, siempre me besaba y me contaba lo que había pasado aquel día...
Su abuelo ¡lo quería tanto! Un día triste e inesperado, todo cambió. Se acabó su sonrisa y todo lo demás, pero eso es otra historia que quizás la siga en otro momento ¡tu madre te quiere tanto Nica!
Concha

Cuando llegan al hogar
Esos hijos de tu amor
Te llenan el corazón
Te realizan más y más
Solo piensas en luchar
Y darle gracias a Díos
Hasta que se hacen mayor
Entonces juega el destino
A cambiar los caminos
Y sonrisas por dolor.

Mes de mayo




Mes de mayo

Me marché poco a poco en este mediodía de primeros de este hermoso y florido mes de mayo. Llegue caminando hasta las casas del puente, como siempre le hemos dicho.
Subí la escalinata de la parte de atrás de las casas, lenta, porque me cansaba. Aquella terraza, enfrente del Cabezo de La Isla, o como la larga temporada se le dijo. (La isla de Paco) es enorme grandisima. El día era entre nublado y más bien fresco ¡era una gozada el estar allí! El cielo, el mar y yo...
Precisamente había más sillas abandonadas y me vino perfecto para descansar. Enseguida vino a mi memoria aquella hermosa mujer murciana, como lo fue, Conchita Escribano, célebre en el Puerto, por buena persona era con agrado y educación. Venía los veranos de aquellos tiempos con sus familiares, yo la recuerdo con su padre, hombre buen mozo como ella lo era...
Niña, yo entonces, me parece verla con sus faldas de cretona floreadas, jazmines al pelo y alpargatas acintadas a la pierna, todo eso era muy de moda en aquellos tiempos...
En........ que la cuidó María “La Quiquina”, Conchita, ciega de muchos años, iba a verla muchas veces, al mismo tiempo de mis andaduras y me recibía ¡divinamente! Me decía ¿cuándo vas a volver... todo se va terminando en nuestra vida ¡desaparecemos y como si no hubiésemos existido...
En estos pensamientos y recreándome en la inmensidad del mar y del cielo, de pronto se cruza una blanca gaviota, merodeando por donde estaba yo, viniéndome al pensamiento, mi hijo, recientemente fallecido y pensé ¡hijo! ¿Te has liberado de las amargas ligaduras que la vida te mando?
¿Te sientes al igual que una gaviota? ¿Estas feliz a donde quiera que te encuentres?
Pienso que si, tu te lo merecías...
Me quedé extasiada mirando tanta belleza y me pareció que aquella preciosa gavita era muy feliz en el azul lejano y a la vez fue a cruzar por mi cabeza, como si me mandara un cordial saludo con sus albinas alas. Quise pensar que era mi hijo convertido en ella. Después se perdió sabe Dios donde... todo esto me hizo feliz y me sentí relajada, me hizo bien que es lo que ahora necesito. Baje la cuestecilla y coji una flor de geranio para la fotografía de mi hijo. Me desprendí de Conchita Escribano y de todas estas inevitables vivencias dándole gracias de nuestro Dios Celestial por regalarme todavía a la memoria en mi vieja cabeza y gozar con las cosas, unas tristes y otras alegres, pero, en suma, me hacen muy feliz.

Con el azul de la mar
En la hermosa primavera
Con la brisa marinera
Con ele cielo más allá
El recuerdo viene y va
Llenándote el alma entera
Como lejana quimera
¡Quisiera por subirla
Nuestros cielos de añil!
Y darte lo que me queda

La celebridad del "Pancho"


La celebridad del “Pancho”

Antonio “El Pancho” mi apreciado amigo… ha sido siempre en nuestro pueblo una de las personas más queridas por todo el mundo, por su honradez, simpatía, buen corazón, sencillez y ¿gracia! Sobre todo en épocas carnavaleras, aquello nunca lo vamos a olvidar. Se unían un montón de amigos y amigas y aquello era la “monda”. Todo lo bueno lo heredó de sus buenos y sencillos padres, ya hable hablé una vez de ellos en mis relatos, no me importaría repetirlo…
Todo esto viene a esta tarde de junio, al pasar por su puerta, la he visto cuajada de San Pedros de todos los colores, les nacen salvajes por todos los rincones o recovecos de sus viejas tapias, a la vez se veían en el interior del patio, miles de flores, macetas aquí, macetas allí, siempre le gustaron mucho y ha tenido sumo gusto de toda su vida para cuidarlas.
No se si ahora está en su coquetona casita blanca, por estar delicado de salud, sus sobrinos se lo llevaron a vivir con ellos en El Alamillo…
Me parece que vuelve a su hogar todos los días a dar una vuelta y a sentirse feliz con sus montones de recuerdos familiares, la tía “Pancha”! y el tío “Pancho”, su padre ¡estupendo!, aquellas nobles gentes que han pasado por nuestra tierra, poco a poco nos vamos quedando sin ellos…
Antonio estuvo casi toda su vida en el horno de Alfonso del pan trabajando de panadero y haciendo reír al público que entraba y salía a comprar el pan con sus chirigotas y gracias.
Alfonso era también un hombre muy gracioso y chascarrillero, al igual que su esposa Isabel. Casi todas las gentes de Bolnuevo le compraban a él el pan.
El “Pancho estuvo enrolado en la pesquera después de esta trayectoria, hasta su jubilación. Han pasado muchos años, ha ido perdiendo a sus familiares, las cosas nunca serán como antes, se ha convertido en un anciano, aunque de aspecto ¡esta estupendo! ¡Antonio, me alegro de haberte conocido y ojala nos sigamos viendo muchos años más…

Mi amigo Pancho venia
Muy feliz a trabajar
A su encantador hogar
Y su madre le ponía
La mesa con alegría
Comida caliente y pan
Y un cariño maternal
Por que así era la Dolores
De las madres ¡las mejores
Rebosando de bondad…

Teresa "La Villarica"

Teresa “La Villarica”

A Teresa “La Villarrica” la conozco de toda la vida, nos llevamos poco de edad, yo unos pocos años más que ella… al igual que sus padres y hermanos, gentes muy trabajadoras y busca vidas…
Ella, Teresa, desde su más tierna infancia ya se colocaría, como sirvienta, quizás, entre los nueve o diez años, en casa de Benancia, esposa de Vicente Barberá, en aquella acogedora casita de lejanos tiempos enfrente del mar, tiempo después se quedaría con su hija Ursula ¡estupenda amiga y muy inteligente! Así que lleva ya en esa casa una larga trayectoria…
Teresa se hizo una preciosa adolescente, con una melena muy larga, negra y rizada, con un cuerpo airoso y unos ojos alegres y expresivos, cautivando a su pretendiente Juan, hijo de Rafael y Damiana, hasta tal punto que cierta noche se la llevó para el solo…
Tan solo tenia diez y seis años y de ahí vino la lucha de aquel joven matrimonio por sobrevivir y procrear la friolera de trece hijos, en estos momentos le viven diez, unos casados, otros solteros y un montón de nietos y biznietos, haciendo esta buena familia, cada vez más extensa.
Teresa ha hecho de todos los trabajos para arrimar el hombro a su casa sin descanso, como vendedora de pescado, allá abajo, donde estaba la pescadería vieja, algunos de sus hijos pequeños le ayudaban en la venta y el negocio le fue muy bien algunos años…
Teresa, todavía sigue muy guapa a pesar que tiene más de 60 años, incansable todavía en su trabajo, aunque a veces se queja que esta muy cansada y me lo creo…
Su madre todavía vive allá en Mallorca con sus ochenta y siete años, su padre murió hace unos años.
Teresa me dijo que jamás se dejaría por nada en el mundo a su señora Ursula, ya que le tiene un profundo cariño de muchos años. Ella es así, fiel, cariñosa y agradable para con todo el mundo.
¡Sigue, mujer, sigue en la brecha y cuida a tus hijos que eso ha sido lo más hermoso que te ha ocurrido en la vida crear una gran familia…
Te desea lo mejor Conchita Matachinos, tu amiga por siempre…

Teresa es hija de aquí
Del más bonito rincón
Del Puerto de Mazarrón
Ha luchado y fue feliz
Entre criar y parir
Trabajar de sol a sol
Con honradez e ilusión
Con su gracia magistral
Y su porte señorial
Reparte su corazón

jueves, 23 de abril de 2009

Encarna la Rubia y Paco Picón


Encarna la Rubia y Paco Picón

Al estar, como es normal, cumpliendo años, y cada vez más rápidos, si eres de vivir, a Dios gracias, vas recibiendo los sinsabores o alegrías de los aconteceres que a tu pueblo le van surgiendo...
Cada vez te faltan más familiares y amigos, ya que se marcharon (nunca mejor dicho) a otro mundo mejor... cuando palpas este tema tristemente, es cuando subes al cementerio y comienzas a visitar a tantos y tantos conocidos de toda tu vida...
En mi querido pueblo, por desgracia, van faltando cada vez más, que por suerte o desgracia aun podemos contarlo los que aun vamos sobre la tierra, casi a rastras ya.
Este simpático matrimonio como lo hacían Encarna la “Rubia” y paco Picón, eran la alegría de La Molineta. Ella, natural del Puerto, muy rubia, de allí le vino el sobrenombre de “La Rubia” mujerona, bien hecha, siempre con la sonrisa permanente y muchas ganas de vivir, luchar, reír, trabajar para su hermosa familia que habían creado, entre los dos, su querido Paco y ella...
Como toda la juventud le pasa ¡ilusiones y vitalidad! Ella era así. Paco, su marido, buenísima persona, como todos los hermanos picones, ere muy boniquillo y piepireto... alegre a cual más, sencillo y trabajador incansable. Creo eren seis hermanos, Santiago, Paca, Andrés, Pedro, Luís y Paco, tuve el gustazo de conocerlos y tratarlos a todos, a lo largo de la trayectoria de mi vida en mi pueblo. Pescadores todos, teniendo magnificas embarcaciones, ya que eran auténticos expertos en el arte de la mar. Algunos ya están muertos y otros tienen la suerte de seguir con vida...
Encarna, era hija única, mujer de aquellos tiempos, nada más que luchar por los suyos incansablemente. Tuvieron cuatro hijos; Dami, Pepa, Encarna y Andrés, algunos fueron al colegio con mis hijos y jugaban juntos a miles de juegos, recorriendo calles, plazas, playas y el sencillo paseo de entonces. Eran buenos crios, los niños todos son inocentes y alegres, después la vida te va revolviendo a placer y a veces nos va transformando a su antojo. Los aprecio un montón palabra actual de hoy.... y cuando me los encuentro en cualquier parte me alegra muchísimo. Son las gentes de mi pueblo, con las que he convivido.
Una oración para sus padres, que nos dejaron, siendo aun muy jóvenes.
Saludos a sus hermosos hijos, desde este nuestro periódico. Os aprecia. Concha.

Van trascurriendo los días
En Puerto de Mazarrón
Pasa una generación
Con recuerdos de alegría
Y regusto de poesía
Otra vez vuelve el color
Inundando el corazón
Otras gentes han nacido
Alegrando lo vivido
En esta tierra de sol

El Perico y la Trini


El Perico y la Trini

A Pedro Pérez de Haro y a su esposa, Trinidad Valero García todo el Puerto los conocemos por los de los “Globitos” con todos los respetos y el cariño hacia ellos.
Son muy conocidos y célebres entre todos nosotros y los apreciamos mucho…
Son naturales de Jabalí Viejo, Murcia, viniéndose para nuestros lares en plena juventud, más bien adolescentes.
El padre de Perico era del pueblo almeriense de Garrucha y minero de profesión, su esposa del Puerto, hermana de Juan de Haro, se unieron en matrimonio y tuvieron seis hijos.
Trini, eran unos 10 hermanos y su padre minero también. Perico era muy aficionado desde muy joven, casi un chiquillo a cantar flamenco. Le gustaban casi todos los cantaores de la época, como Juanito Valderrama, el Pinto, Marchena, y muchos más, pero el que más le llamaba la atención era “El Niño de la Huerta” imitandolo a las mil maravillas.
Su padre tocaba la guitarra y él cantaba. Según oídas, cuando en Jabalí venían los circos, por aquellos inviernos miserables, salía a cantar y no le pagaban nada, a pesar de que era un artista más de las compañías, con la condición de pasar el platillo cuando terminaba su actuación.
Las canciones que cantaba, el mismo las componía y decían así… acompañando las letras a la miseria que reinaba entonces.
Público noble y castizo
Préstame la caridad
Público noble y castizo
Como el comer es preciso
Ya que no comemos pan
Dame tortas de panizo

Aunque me llamen a voces
Al cementerio no voy
Aunque me llamen a voces
Porque hay un panadero
Que hasta muerto me conoce
Y sabe el pan que le debo.

Perico hizo de todos los oficios habidos y por haber y Trini servia en casa de la Tia Monica, la cual la quería mucho.
Por aquellos años fue una moza muy hermosa y agraciada, su cutis como las rosas, su andar altanero, sus ojos de almendra y pechos voluminos, emanaba toda ella hermosura.
Perico le cantaba estas coplillas…
Me tiene paralizao
El árbol del paraíso
Me tiene paralizao
Vengo a pedirte el permiso
Para ponerme a tu lao
Si no tienes compromiso.
Trini lo aceptó por buen muchacho bueno y muy trabajador. Una noche robó a la Trini antes de irse ella a acostar a la casa de la Tia Mónica, en vez a alli, se acostaría con Perico para toda la vida. Tuvieron ocho hermosos hijos, Maruja, Gines, Juan, Herminia, Antonio, Conchita, Trini e Isabel. Los he visto casi nacer a todos ya que han vivido enfrente de mi puerta del patio, han sido todos maravillosos, muy honrados y trabajadores, algunos muy rubios y ojos azules, más bien de parecer del Puerto, parecían extranjeros, sobre todo cuando eran crios, auténticos nórdicos, llamaban la atención aquellos niños que tantas veces vi pasar y acaricie con ternura.
Pasaron los años y todos crecieron haciéndose unos adultos respetables y educados. Todos trabajaban y están felizmente casados y han procreado nuevos seres para que siga la estirpe, entre tanto Perico y Trini, han envejecido juntos y siguen en la lucha por la vida, aunque están retirados, no paran ni un momento, siguen siendo vigorosos y buscavidas.
Cuando Perico pescaba, para ayudarse a vivir un poco mejor y dar de comer a toda su prole, se puso a vender globos en fiestas y los veranos por el paseo y fue de ahí donde le vino lo de Perico “El Globito” y lo que hace falta es que se lo sigamos diciendo muchos años y con el mismo afecto que hasta ahora.
Un saludo muy afectuoso desde este periódico para esta buena familia. Concha.

Ha muerto un ángel


Ha muerto un ángel

Pedro Chico

Nica se ha ido, nos ha dejado en una mañana del fin del invierno, cuando iba a comenzar la primavera.
Se fue como había vivido, en silencio.
El corazón roto de su madre, ahora lo tiene destrozado, hecho tiras!!
Han sido 26 años de sufrimiento para Concha, pero sobre todo le preocupaba el futuro de su hijo ¿Qué va a pasar si yo falto? Se preguntaba interiormente nuestra querida Concha.
En la noche de vela recordábamos anécdotas de su juventud, de la inteligencia que tenia cuando estudiaba con Marisol en el colegio Manuela Romero, era el primero de su clase y esto daba motivo a que los profesores le admiraran. Un día, su maestro comentó “Nicasio es capaz hasta de leer latín” y efectivamente, al Día siguiente se había aprendido toda una página en latín.
Pero, como a toda la gente buena, la vida no le trato bien, y su madre tubo que sufrir las consecuencias, pero lo llevo con dignidad, con el amor de madre que Concha siempre a demostrado con sus dos hijos.
El nuevo cura del Puerto decía en su homilía de despedida, “Nicasio vino a la iglesia la tarde antes de morir, vino en busca de Cristo, él venia la iglesia cuando le apetecía, cuando lo necesitaba, y ese día vino a encontrarse con nuestro divino Padre”.
Nicasio era querido por todo el barrio, y cuando iba a comprar al Yoyo, este lo colaba para que no tuviera que esperar.
Se ha marchado a media mañana de un jueves de cuaresma, muy cercano al Día de San José, Patrón del Puerto, seguro que este ángel estará junto a nuestros seres queridos, que un día nos dejaron sin saber porque, estará junto a su abuela Josefa, su abuelo… seres querido no le faltaran en el cielo.
¡¡Descansa en paz Nica!!

Encarna Zamora


Encarna Zamora

Aquel medio día de primeros de febrero, cruzaba yo una de las calles próximas al Hotel Bahía, solitarias y silenciosas, cuando de pronto el claxon de un coche me pitó con insistencia, quien quiera que fuese me conocía, por supuesto, me acerqué al vehiculo y cual no sería mi sorpresa cuando tuve delante, nada más y nada menos que a nuestra simpática amiga Encarna Zamora, mazarronera hasta la médula, de las autenticas…
Nos saludamos afectuosamente como siempre suele hacer ella. Puedo decir sin temor a equivocarme que se vuelca con todo el mundo, pienso de esta gran mujer que es ¡todo corazón! La conozco desde hace mucho tiempo y desde siempre me ha caído ¡mucho más que bien!.
Esta familia, según oídas, ha sido estupenda. José maría y Magdalena tuvieron dos hijos, Encarna y Salvador, los dos farmacéuticos desde siempre, su padre creo que también lo fue…
Como ya digo, siempre se ha dedicado a este menester. Encarna, me dijeron que en su niñez le gustaba mucho recitarle versos en la iglesia a la Virgen María, haciéndolo fenomenal. Teresa Felix, como todos sabemos, era la mejor modista de la comarca y casi todo el mundo desfilaba por su casa para que le cosiera cualquier cosa. Le hizo el soñado traje blanco por todas las niñas, a Encarna para aquel su día más feliz, hace ya un montón de años el traje de comunión…
Pienso que sería una niña vivaz e inteligente y ocurrente y así ha seguido a lo largo de su ajetreada vida ya que ha corrido medio mundo, de acá para allá y así sucesivamente sigue haciéndolo. En todos los eventos, o por lo menos cuando está en nuestro lares me la encuentro con su cordialidad y sonrisa encantadora, atendiendo a todo el mundo. En los calidos veranos de esta tierra suele juntar a sus amistades en esa su encantadora casa, en frente del mar, haciendo fiestas, baile de disfraces, donde saca a la luz los más raros y originales, así que en las claras y estrelladas noches, debajo de su hermoso pino y con el rumor de las olas, estas encantadoras gentes. Se divierten todos los años con la no menos encantadora, Encarna Zamora… porque desde luego, es una persona muy singular que se nota en todas partes su querida presencia. Ella es así, clara como la mañana, sencilla como ninguna, atenta a cual más, bohemia con estilo, comunicativa al máximo y todo en ella con un arte espectacular.
Encarna, si alguna vez llegas a leer esto, no pienses que estoy exagerando ¡es toda la verdad! Y no le olvides que te apreciamos, sobre todo yo y la única manera de demostrarlo es escribiendo a través de este periódico, con toda mi buena intención ¡sigue como eres! Nos agradas así… eres especial. Con afecto Concha.

En las noches del calor
Al arrullo de la mar
Un día llega el carnaval
Con ocurrencia y color
Se desborda el mogollón
Y todo el mundo a bailar
Equipados de disfraz
Y Encarna siempre ocurrente
Hace feliz a las gentes
Porque ella es fenomenal

Los gallegos de Mazarrón


Los gallegos de Mazarrón

Cierta mañana por el año pasado, tuve que subir a Mazarrón a la Universidad Popular, no recuerdo a que, cruzando el paso cebra me para un señor mazarronero, al que conozco y que me dice ¡oye! Haber cuando vas a escribir en el periódico algo de aquí de Mazarrón, que yo te leo siempre y me gustaría tener el placer de ver algún día a alguno de mis paisanos, con cualquier tema. Contestación mía ¡Que más quisiera yo que poder hacerlo! Gusto no falta, tampoco buena intención , ya que Mazarrón y el Puerto es todo uno…pero hay un problema y es que no se casi nada de las familias, costumbres y hechos, es normal que se sepa más de donde hemos nacido, no obstante y con mucho placer que me causa el tema de lo que hoy trata y de esta estupenda familia que tengo el honor y cariño hacia ellos de conocer y hablar de ellos…gracias a mi simpática prima Virginia Vivancos, muy querida para mi, ya que es hija de mi inolvidable primo Juan Vivancos que en Paz Descanse y esposa Lola, vecina mía de toda la vida… al casarse Virginia con el apuesto y simpático Paco Gallego ya me puse un poco más en contacto con esta familia mazarronera.
El abuelo de Paco, Gines Gallego Muñoz, nació en Mazarrón en 1903, se casaría con Vicenta González Paredes, tuvieron 5 hijos, Antonio Concepción, Francisco, Catalina y Vicenta, a las que conozco bien, sobre todo a las dos hermanas que van siempre juntas para un lado y otro, me saludan muy atentas cuando pasan por mi puerta, la de Poeta Lobo.
Aquel hombre fue negociante y tocó varios temas. Tenia su casa para el veraneo de entonces, en el paseo, encima del bar Bala azul, donde cuando podían se venían con sus cinco retoños, por lo menos a tomar un novenario de baños y si había tiempo para más, pues más…
Antonio Gallego González, hijo, suegro de Virginia, para entendernos, lo conocí, al igual que a su hermano, de alguna vez que me pasé por su taller, compaginaba su oficio de taxista con el de comerciante de muebles y otras muchas más cosas. Se casó con una guapa muchacha que llegó por Mazarrón, ya que su padre era guardia civil y lo destinaron al pueblo, Fina era una mujer muy hermosa cuando era joven y aun lo es a pesar de los años y enfermedades que a todos nos acechan con el tiempo… he tenido el placer de conocerla y tratarla algunas veces, es una mujer muy educada callada y cariñosa, también me recuerdo de su hermana Mariló, cuando ejercía de señorita del Hogar Crucero Baleares, trabajando en el ropero, donde estuve yo por una temporada…
Volviendo a este feliz matrimonio como lo fueron Antonio y Fina, tuvieron tres hermosos hijos, Gines, Paco y Toñi, los cuales, como ya menciono antes, los conozco mucho y aprecio a la vez. Los dos mayores, siguieron lo de su padre, el negocio de los muebles y Toni, el pequeño, le gustó más estudiar, haciéndose profesor de filología inglesa y a la vez dirige un colegio en Mazarrón. Son unos muchachos estupendos y de buena planta… y ya metidos en harina ¿Cómo olvidarnos de esas tres hijas políticas maravillosas como son Virginia, mi prima preferida… aunque a sus hermanas también las quiero un montón… cuando eran novios, de vez en cuando me hacían una visita, sobre todo por épocas navideñas, yo los invitaba a rollos de pascua y a todo lo que tenia y después se nos hacían las tantas hablando en mi sencilla cocina. Mari Trini también me cae más que bien y a María del Mar, para que hablar… para eso fue mi vecina de mi calle del patio desde que nació. Para terminar, ha sido un placer hablar de estas gentes que tanto aprecio. Mi saludo para ellos, afectuosamente, Concha.

De esta familia ejemplar
Algunos he conocido
Juntos hemos convivido
En comidas y demás
Donde íbamos a gozar
A los campos florecidos
Y a decir mil chascarrillos
Una convivencia sona
Limpia como una mañana
Tras los años transcurridos.

Cosas que siempre se recordaran


Cosas que siempre se recordaran


En este hermoso medio día del nueve de diciembre, me decido en mi trayectoria andarina diaria, llegar hasta El Mojón. Como siempre, la nostalgia me invade, aprisionando mi corazón… muchas casas de El Alamillo desaparecidas para siempre y sus estupendos moradores. Sigo y sigo ¿Por qué no llegar hasta la casa de mis hermanos? Eso es todo un reto, dado a como las fuerzas nos abandonan a nuestra suerte por el correr de los años. Hecho mucho de menos mi querida "Casa Colorá" aunque no fuese mía, sus pinos gigantes y eucaliptos de su puerta, siempre subía hasta allí, estuvo desabitada muchos años. Me sentaba en cualquier cosa, quedándome relajada y con la vista a nuestro hermoso mar…
Cuando descansaba, no sin antes coger alguna florecilla silvestre por el camino de la rambla, volvía poco a poco para mi casa. Casi siempre decía, hoy llegaré hasta la casa colorá… ¿y ahora que digo?, llegare hasta el enjambre de cemento…
Antes de llegar a la Playa Negra, han hecho nuevas carreteras para la gigantesca urbanización que nos acecha con mucha rapidez. Tengo que reconocer que ahora cuesta menos el llegar con esas larguisimas baldosas adosadas al asfalto ¿Qué pasa con las flores silvestres y los matorrales? ¿Quedaron aprisionados bajo el alquitrán o "galipote"?, de pronto y subiendo una cuestecilla, a la terminación de la playa ¡Oh! ¿son margaritas? No me lo podía creer, ellas estaban allí, en silencio y tranquilas, verdes y amarillas, rebosantes de salud, la verdad, me dio felicidad, yo que todos los años he corrido por todos mis lares a buscarlas para adornar mi sencillo hogar… apenas quedan ya, así que dar de pronto con esto nos parece increíble… dejé mi mochila y la verdad con un poco de miedo por si cualquier persona, ama de aquel trozo de tierra me diese una reprimenda… cojí un precioso ramo ¡el primero de este año, estaban tan frondosas que me apenaba el cortarlas…
Subí, queriendo encontrar el sitio de mis hermanos y no lo podía encontrar, de pronto me dije ¡allí están las dos palmeras! Las que había en la puerta de la casa de al lado. Hacia mucho tiempo que no subía hasta allí y la verdad ¡me caló hondo! En lugar de la casa, han colocado un parque para los pequeños ¡menos mal que puedo sentarme a descansar en estos nuevos bancos! No son las sillas de anea donde me sentaba, ni las mecedoras de lona listadas, cuando iba a visitarlos. Precisamente donde me encontraba, era en el mismo sitio de aquel confortable salón comedor con sus libros, enseres antiguos y fuego, casi siempre encendido en la chimenea…
Nuestra simbólica "Venta Navarro", tampoco se ve, pero si vemos una especie de faro en medio de la rotonda enfrente de la venta. Regreso para mi hogar, triste y desconcertada, como siempre, por el jodido progreso ¿hasta donde llegaremos? ¿nos quedará algún palmo de tierra virgen para pisar nuestros cansadísimos y torpes pies? Entre tanto, cuando llegaba hasta el barco roto, había un matrimonio marroquí con sus hijos pequeños, me detuve y les di una margarita a cada uno y ellos, llenos de dulzura y educación, me dieron las gracias. Este ha sido mi paseo de hoy. Dentro de unos días tenemos otra Navidad, ya no nos hace ilusión, todo es ficticio, todo está de sobra, pero no obstante tendremos que seguir con las tradiciones y vivir esos momentos lo mejor posible con familiares y amigos.

miércoles, 22 de abril de 2009

La larga estirpe de “Los Palomas”




La larga estirpe de “Los Palomas”

Esta buena familia ha sido muy extensa y por estos días todavía lo van contando las nuevas generaciones. La historia de lo que nos trae hoy hasta el periódico Almazarrón, su protagonista podía ser José Hernández Blaya “Paloma” este hombre y sus hermanos eran de los campos de Mazarrón, por la inmediaciones de Ramonete, después se vendría José, al Campillo donde trabajó de casero en una gran finca. Si escarbamos en el tema, ellos eran, según fuentes, unos ocho hijos, la mayor la Tía Leonora, José, Bernardina, Frasquita, Alfonso, Magdalena y el Tío Antón Paloma el menor de los hermanos, que por cierto José fue padrino de Maruja del Paloma. ¿Que porque les venia lo de “Palomas”?, según tengo entendido, la abuela de esta saga cuando era muy pequeña, creo era una rubia de ojos azules y pelo de oro anillado, la vistieron para una fiesta, el Auto de Reyes, que se celebraba por sus lares y cuando salio a la calle aquella preciosidad para asistir a la misma, le dijo una vecina ¡hija mía, que hermosa te han engalanado! ¡si pareces una paloma!
Y a raíz de aquello esta estupenda familia tan larga disfruta del simpático y bonito apodo...
José se casaría tres veces, sus esposas se llamaron Frasquita, Magdalena y Eulalia y entre las tres juntaría por lo menos nueve hijos. Toda esta larga estirpe se fueron casando y formando sus propias familias y entre todos se juntaron un montón de nietos, de José de la Toni, son tres, Pepe, Juan y Antonio. De magdalena, Sebastián, Paca, Dami, Pepe, Maruja y Clemente, de Blas Antonio, Lali y Blas, de Antonio, Pepe, pedro y Antonio, de Isabel, Gustavo, Rosita y Pepito, de Lola, Conchita, Salvador y Lali, de Bartolo, Maruchi y Pepe, de María, Paco y de Alfonso, el menor de ellos, Pepe y Pilar. Nunca podíamos nombrar a todos los descendientes ¡son una enormidad!.
Alfonso, como digo, el menor de los nietos de José Hernández Blaya, murió muy joven y su viuda, Angelita que yo por suerte la conocí y trate mucho cuando vivió muchos años en el Puerto. Entable con ella simpatía y amistad sana y hasta el día, aunque hace mucho que no la veo, pero se que me aprecia como yo a ella, pues bien, ella es la organizadora todos los años de juntar a los que van quedando para hacer ese día una emotiva convivencia e intentar ser felices ¡por lo menos un día al año... todos juntos.
Así que a través de estas cortas líneas, sus familiares le quieren dar un homenaje como ella se merece ¡estupenda mujer! La conozco bien...
Aprovecho para mandar un cariñoso saludo para ti Angelita y para todos los demás que casi todos los conozco bien ¡ah! Y seguir celebrando ese acontecimiento año tras año, pues los lazos familiares jamás se deben romper.

Los Palomas en mis lares
Son un largo familión
Aquí en Puerto Mazarrón
Hay de todas las edades
Y con viento o tempestades
Se aprecian de corazón
Y cual de ellos es mejor
Pues la primera simiente
Fue la que trajo la suerte
Y con la ayuda de Dios...